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Estoy aquí y ahora, el cigarro se consume y se queda pegado entre mis dedos pintados. Me pregunto si es que aquello es como la brisa que nos llega en la cara cuando viajas, cuando vas atrás en una camioneta o cuando pedaleas sin rumbo en bicicleta. Creo que todo es cierto y que al mismo tiempo no tiene mucho sentido el cuestionar. El tiempo es tan sabio que nos sorprende con sus zigzagueantes reflejos y revueltas, como la historia es cíclica así es el tiempo para mí. Los días tienen olores que se repiten y es el calor el que invade este cuarto vacío, tan repleto de recuerdos que no me pertenecen, que no nos pertenecen. Los dedos pegados y caminando en silencio, me gustaría tener una foto de vos. Y dejarla guardada en algún lugar, como en un cerro o en un sueño.