LA FLOR AMARILLA DE LOS SEPULCROS-HUMBERTO AK´ABAL
Aúllan coyotes y rompen la noche:
pelean con el viento.
“Es mala seña…”
Antes los tecolotes
cantaban de vez en cuando,
ahora cantan a cada rato.
“Es mal agüero…”
Un viento de muerte baja de la cumbre,
helado, muerde como chucho con rabia…
y las flores se agachan, tienen miedo
y antes del mediodía se marchitan.
Si pudiéramos regresar a aquellos tiempos
cuando la tierra cantaba con los hombres.
(sigue poema)
Hoy los vástagos son cortados de tajo,
los gritos de los chiquitos
a nadie conmueven, a nadie importan:
el cielo abre su boca y traga
el grito que ahoga la muerte.
¿Por qué somos perseguidos los indios?
¿Qué te hemos hecho, Guatemala?
¿Por qué ese odio, esa sed de sangre…?
Nosotros no le debemos nada a la muerte.
¿A dónde ir, por qué huir?
Si aquí se asentaron nuestros antepasados,
aquí nacieron nuestros abuelos,
aquí nacieron nuestros padres,
aquí nacímos y aquí nacerán nuestros hijos;
esta tierra es nuestra.
¿Por qué buscar refugio en otra parte?
¿Por qué hemos de ser peregrinos?
Pajaritos de los barrancos:
Güis-güil, Tuc-tuc, Chaper-pantuj,
Vengan a llorar conmigo,
mi tristeza es grande
y la herida duele.
Nuestro cacaxte lleno de sufrimientos,
nos escondemos para que no se burlen de nuestro llanto,
ahogamos nuestro lloro en los ríos.
¿Acaso es delito ser indio?
Desde hace 500 años viene esta persecución.
Matan indios bajo cualquier pretexto:
han borrado pueblos y aldeas enteras.
Señor de los cielos,
Señor de la tierra:
¿En dónde estás cuando pasan estas cosas,
por qué consentís a los asesinos…?
Somos pobres pero trabajadores,
nuestro pecado es ser honrados.
Vivimos en la miseria y en la tristeza
y aún así, resistiendo desde nuestra cultura.
¿De dónde vino esta maldición?
¿De dónde salió este remolino
con garras de animal grande,
con ojos que parecen barrancos sin fondo,
que apaga vidas para mantener la oscuridad del terror…?
Los animales de los montes se pelean
pero no se matan entre sí.
¡Que estallen los volcanes!
!Que arrojen fuego!
!Que tiemble, que se raje la tierra
y se trague todo, todo, todo..!
Aquí nadie quiere paz,
aquí hay hambre de muerte,
los hombres están ciegos,
las leyes están sordas,
los caminos están torcidos…
La noche no da muestras de acabar,
la muerte anda borracha hartándose de sangre,
las sombras del crimen
extienden sus alas y tapan la luz,
murciélagos danzan entre llamas de odio:
¡fuego negro!
¿Jawchí coj be wi? chi xe coj´iwi ri q´a mam,
chi xe co´jiwí ri q´a tat,
chi xoj alaxicwí…
La justicia no habla en lengua de indios,
la justicia no desciende a los pobres,
la justicia no usa caites,
la justicia no camina descalza
por caminos de tierra…
Gritos aquí,
gritos allá,
gritos por todos lados,
la prepotencia se impone: pela los dientes;
y nosotros aldeanos y puebleros tragándonos
la saliva amarga de nuestra impotencia,
sin poder defendernos más que
con nuestros humildes pechos desnudos.
Caminamos por calles,
caminos y callejones, con miedo:
¿quién va adelante, quién viene atrás,
qué fue ese ruido..?
cualquier sombra provoca sobresalto,
el aleteo de un zopilote asusta, nos hace temblar el alma.
Se han abierto los portones del mal
y los mandaderos de la muerte
andan de noche y de día
haciendo matazones…
Las cumbres están llenas de Coxguaj:
“flor amarilla de los sepulcros”y la tarde amarillaigual que la flor de muertomuere detrás de la loma. ¡Sol!volvete humo, tizná el cielo,quemá la tierra,estamos de duelo,mi gente,mi sangre,mi pueblo… El horizonte gris es triste.Aquí se ha perdido la vergüenza,fuego arde en los caminos,pobreza, hambre y soledadse arrastran sobre el polvo.Los patojitos mastican miseriasy tragan sustos, corren sin saber haciadónde:¡qué doloroso es ser huérfano! En este país de analfabetas
no podemos presumir de ateos:
¿pero, entonces, en qué “dios”
creen esos que no respetan la vida
humana?
Somos muchos,
nuestra presencia no se puede negar,
callados pero no mudos:
las chirimías,
los tambores,
las marimbitas rurales,
las cofradías, los bailes de enmascarados
en las fiestas de nuestros pueblos, existencia?
¿No son la muestra de nuestro amor
por la tranquilidad y la paz..?
En este país nos ven
sólo para fines egoístas:
los políticos se paran sobre nosotros,
los terratenientes nos explotan,
las religiones nos confunden,
y las oficinas de turismo nos exhiben…
Todo esto me desgarra el corazón.
Hermano,
tomémonos este vaso de agua clara,
cantemos aquel cantito del sanate,
démonos un abrazo, olvidá tu tristeza
apenas te puedo mirar entre mis lágrimas
buscá hoy tu contento
porque mañana…
¡quién sabe..!
Aúllan coyotes y rompen la noche:
pelean con el viento.
“Es mala seña…”
Antes los tecolotes
cantaban de vez en cuando,
ahora cantan a cada rato.
“Es mal agüero…”
Un viento de muerte baja de la cumbre,
helado, muerde como chucho con rabia…
y las flores se agachan, tienen miedo
y antes del mediodía se marchitan.
Si pudiéramos regresar a aquellos tiempos
cuando la tierra cantaba con los hombres.
(sigue poema)
Hoy los vástagos son cortados de tajo,
los gritos de los chiquitos
a nadie conmueven, a nadie importan:
el cielo abre su boca y traga
el grito que ahoga la muerte.
¿Por qué somos perseguidos los indios?
¿Qué te hemos hecho, Guatemala?
¿Por qué ese odio, esa sed de sangre…?
Nosotros no le debemos nada a la muerte.
¿A dónde ir, por qué huir?
Si aquí se asentaron nuestros antepasados,
aquí nacieron nuestros abuelos,
aquí nacieron nuestros padres,
aquí nacímos y aquí nacerán nuestros hijos;
esta tierra es nuestra.
¿Por qué buscar refugio en otra parte?
¿Por qué hemos de ser peregrinos?
Pajaritos de los barrancos:
Güis-güil, Tuc-tuc, Chaper-pantuj,
Vengan a llorar conmigo,
mi tristeza es grande
y la herida duele.
Nuestro cacaxte lleno de sufrimientos,
nos escondemos para que no se burlen de nuestro llanto,
ahogamos nuestro lloro en los ríos.
¿Acaso es delito ser indio?
Desde hace 500 años viene esta persecución.
Matan indios bajo cualquier pretexto:
han borrado pueblos y aldeas enteras.
Señor de los cielos,
Señor de la tierra:
¿En dónde estás cuando pasan estas cosas,
por qué consentís a los asesinos…?
Somos pobres pero trabajadores,
nuestro pecado es ser honrados.
Vivimos en la miseria y en la tristeza
y aún así, resistiendo desde nuestra cultura.
¿De dónde vino esta maldición?
¿De dónde salió este remolino
con garras de animal grande,
con ojos que parecen barrancos sin fondo,
que apaga vidas para mantener la oscuridad del terror…?
Los animales de los montes se pelean
pero no se matan entre sí.
¡Que estallen los volcanes!
!Que arrojen fuego!
!Que tiemble, que se raje la tierra
y se trague todo, todo, todo..!
Aquí nadie quiere paz,
aquí hay hambre de muerte,
los hombres están ciegos,
las leyes están sordas,
los caminos están torcidos…
La noche no da muestras de acabar,
la muerte anda borracha hartándose de sangre,
las sombras del crimen
extienden sus alas y tapan la luz,
murciélagos danzan entre llamas de odio:
¡fuego negro!
¿Jawchí coj be wi? chi xe coj´iwi ri q´a mam,
chi xe co´jiwí ri q´a tat,
chi xoj alaxicwí…
La justicia no habla en lengua de indios,
la justicia no desciende a los pobres,
la justicia no usa caites,
la justicia no camina descalza
por caminos de tierra…
Gritos aquí,
gritos allá,
gritos por todos lados,
la prepotencia se impone: pela los dientes;
y nosotros aldeanos y puebleros tragándonos
la saliva amarga de nuestra impotencia,
sin poder defendernos más que
con nuestros humildes pechos desnudos.
Caminamos por calles,
caminos y callejones, con miedo:
¿quién va adelante, quién viene atrás,
qué fue ese ruido..?
cualquier sombra provoca sobresalto,
el aleteo de un zopilote asusta, nos hace temblar el alma.
Se han abierto los portones del mal
y los mandaderos de la muerte
andan de noche y de día
haciendo matazones…
Las cumbres están llenas de Coxguaj:
“flor amarilla de los sepulcros”y la tarde amarillaigual que la flor de muertomuere detrás de la loma. ¡Sol!volvete humo, tizná el cielo,quemá la tierra,estamos de duelo,mi gente,mi sangre,mi pueblo… El horizonte gris es triste.Aquí se ha perdido la vergüenza,fuego arde en los caminos,pobreza, hambre y soledadse arrastran sobre el polvo.Los patojitos mastican miseriasy tragan sustos, corren sin saber haciadónde:¡qué doloroso es ser huérfano! En este país de analfabetas
no podemos presumir de ateos:
¿pero, entonces, en qué “dios”
creen esos que no respetan la vida
humana?
Somos muchos,
nuestra presencia no se puede negar,
callados pero no mudos:
las chirimías,
los tambores,
las marimbitas rurales,
las cofradías, los bailes de enmascarados
en las fiestas de nuestros pueblos, existencia?
¿No son la muestra de nuestro amor
por la tranquilidad y la paz..?
En este país nos ven
sólo para fines egoístas:
los políticos se paran sobre nosotros,
los terratenientes nos explotan,
las religiones nos confunden,
y las oficinas de turismo nos exhiben…
Todo esto me desgarra el corazón.
Hermano,
tomémonos este vaso de agua clara,
cantemos aquel cantito del sanate,
démonos un abrazo, olvidá tu tristeza
apenas te puedo mirar entre mis lágrimas
buscá hoy tu contento
porque mañana…
¡quién sabe..!
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