May 17, 2007

Quiero que llegue el momento en que nos miremos a los ojos.

Quiero caminar drogada por un santiago con sabor a besos de humo y chocolate. Es preciso detener mi palpitar penetrante y darme cuenta que hace frío acá, que las ventanas aún no se pueden abrir del todo, pero que si saco un buen abrigo, si puedo salir a caminar de tu mano, de tu brazo, de tu beso, de tu día, de tu calle, de tu risa, de tus ojos, de mis huesos, de mis humos y tus humos y mis trenzas, espigas de la tarde. Y escribo palabras por el simple hecho de ser bonitas, frutilla, menguante, acrisolado, espejo, tornasol, asterisco, australia, tripartito, flores, días, blanco, celeste. Esta última la favorita, y miel y frenesí y aurora y crepúsculo y verde de la noche y único como toda cosa maravillosa. Quiero ver las luces de mañana con la cara limpia y los ojos grandes, quiero caminar por esas calles con el suelo mojado y hablar como si estuviera sola y dejar correr mi conciencia desenfrenada con el viento claro y encender uno que otro cigarro y andar como loca riendo por avenidas llenas de rutinarias vidas, recluidas en lo mismo diario. Quiero analizar cada instante de mi momento. Quiero ser libre entre tanta represión y quiero correr a veces y correr por frío o porque escapo, pero correr porque me gusta, me gusta casi tanto como bailar. y que la música haga único este momento, que lo refleje y retrate con sus notas impetuosas a ratos y a otros envueltas y alegres, quiero salir contigo, tirarnos hojas otoñalmente infantiles, quiero estar lejos, a una más de una hora de acá, ensayando relatos y mirando las flores que la señora de al lado llevará siempre en sus brazos. Pero mejor quiero estar en el sur, haciendo dedo en un camión en plena carretera acalorada. quiero alimentarme de ese aire infinito y esas montañas oníricas y ese cielo eterno que pareció cubrir nuestra desnudez nocturna, ese cielo estrellado al cual tantas veces degradamos en colores infinitos, tirados en un pasto tres personas son mucho más que necesarias, son indestructibles lazos, son eternas sonrisas y un amor majestuoso. quiero caminar por la arena vendiendo aros a la gente, con cara de hambre y el alma con regocijo de alegría, quiero un verano eterno, con libertades y compromisos, con penas y alegrías, quiero un bosque azul donde ir cada vez que estime conveniente soñar y a respirar árboles y ríos y amores y juventudes y quiero caminar tostada, tostada de miel y chocolate, y quiero mojar mis pies con barro si es preciso y quiero caminar con un inmenso peso, para que al final deba llegar a mi paraíso, quiero bañarme como koala contigo, quiero que cada mañana amanezca más feliz por todo lo que tendremos que vivir. Quiero que llueva también que nuestros cuerpos se mojen y se maltraten, porque luego vendrá la calma, la calma cálida y especial. Por qué digo tanto? esto ya lo viví. Camino con trenzas en mi cabeza, con un chaleco negro y los ojos grandes, perpetuamente grandes. Mirando atenta y en cada palpitar resumiendo imágenes para una próxima utópica versión de la vida, según yo, todo tiene algo sorprendente, algo que deslumbra y hace más gratos los minutos.

1 comment:

Anonymous said...

tienes olor a vida
:)