Una vez leí por ahí que los amigos se hieren con la verdad, para no destruirse con la mentira. A mí me desgarraron con toda la verdad que fue, es y será por siempre correcta y objetiva. Lo dejo a mano porque se que algún día tendrá que pasar, lo dejo a mano porque es mi último recurso para quererte, lo dejo a mano porque estoy estremeciéndome, es más, seré franca, estoy decepcionada, cansada, desanimada, pero estoy, y siempre voy a estar y creo que es lo más importante de todo, siempre que tú estés y tengo plena certeza de que será así. Porque los recuerdos no se irán tan fácilmente y me miran como diciendo que los desperdicié, diciendo que fui tonta, que fui egoísta. Esos instantes se detienen poco a poco y me matan con sus frecuencias y me ahogan, pero al mismo magnífico instante me hacen la mujer más feliz. Que más se puede hacer si estoy completamente extasiada de aquellos y siempre quiero y querré ver venir muchos más, hasta que el destino y las decisiones ameriten un desenlace que temo sea triste. No quiero derramar ni la más imperceptible lágrima, sin embargo ya son innumerables aquellas ocasiones, no quiero derrochar ni la más mínima risa, porque son momentos mágicos que nunca viviré nuevamente y me hacen infinitamente feliz. Estoy dispuesta a ser distinta, pero no distinta de mala forma, estoy dispuesta a cambiar por un fin lógico y trascendental, por un amor quizá, por un empeño, por un frenesí poco certero. Estoy acá y pretendo ser distinta, porque a decir verdad, me prefiero distinta que sin ti. Y no estoy enamorada, no podría estarlo después de tantos errores cometidos, estoy simplemente dispuesta y encariñada y me duele porque se que miento y es más que encariñada. Porque se que me engaño con realidades que no me corresponden, porque se que los ciclos deben cerrarse, no ahora, ni mañana, pero algún día o alguna noche. Y eso a decir verdad me tiene así. Prometo. Prometo porque es más que esto y aquello, es más que sonrisas y ángeles, y momentos hermosos. Prometo porque no quiero, porque me da miedo, prometo porque quiero oler tu cuello a cada instante en el que estás a mi lado, mirándome con esos ojos grandes, sonriéndome con esa carita y haciéndome llorar de la risa. Quiero seguir prometiendo y cambiando porque he cometido errores y se que así es y me angustia saber que nunca podré contarte aquellas veces. Pero prometo y te quiero, aunque las desconozcas. Y camino con los ojos mojados, pestañas, párpados y ojeras, con las manos frías y mojadas de tanto secar lágrimas. Y camino de tu mano, a tu lado con ese impasible silencio que casi nunca nos acompaña, con ese mismo que es delatador de momentos intranquilos. Camino tonta, camino tuya, camino fría y camino por caminar, camino aunque haya llegado a mi destino, camino bajo el sol de una mañana fría, con hambre, con sueño y con pena. A veces mientras voy caminando digo tonteras, pero tonteras verdades y tonteras que hieren y destrozan, pero estoy y otras veces quisiera estar toda mi vida caminando, pero también en muchas me aburro y preferiría optar por otras direcciones, pero soy ciega, ciega y totalmente entregada a mi camino, a mi cálido camino. A mi musical camino, a mi increíble camino. A veces quiero que este recorrido sea eterno.