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he visto a personas morir de la pena. he visto a personas gritar de tanta felicidad acumulada. hoy tiemblas, no entiendes bien por qué. no sabes si de frío o de calor, de angustia, ansiedad o de nada, de esa nada misma que te llama, que te invita a estar triste. y te vi esta tarde caminar llorando por el pasillo de la casa y me acerqué a preguntarte qué pasaba y no sabías, nunca sabes. y en mi mente por si te preocupa en algún recóndito espacio de la tuya, hay dos opciones; la primera, insensible, mentalidad de hombre, de extranjero en tu-mi propio mundo, aislado de tu alma; estás loca. la segunda, algo más comprensiva, inteligente, pero no por eso menos calculadora y plasmática, tienes algún problema. preferiría entonces no arruinarte aún más con mis supuestas conclusiones, que más que especulaciones sobre tu persona, parecen análisis de algún método científico, impalpable, escurridizo y aburridamente objetivo. supongo que se te pasará y eso espero con ansias, ya las caminatas no surgen y esto es más preocupante que una bipolaridad de quinceañera.