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Tengo mi autocensura activada inconscientemente, o quizá no tanto. Hay algún artefacto en mi yo interno que me impide expresarme cada vez que así propongo que sea. Este es el problema, pero debe tener solución, solución efectiva lo antes posible, de no ser así, el corazón de cocodrilo estallará, estallará de cosas que le almacenaste, tonta, inconsciente, absurda, egoísta, que preferiste no decirlo y no borrarlo y no reírlo, y guardarlo. Pobre corazón de cocodrilo, está cagado, podrido y pisoteado por emociones estúpidas y difusas, enfermizas. y descubro que soy rara, nadie puede tener en su más adentro de su qué se yo a un corazón reptílico, etílico y deformílico, descubro que soy rara de pies a cabeza, de mis gustos a mi forma de ver, descubro que no me importa el odio, que aprendí a vivir con él, y que me gusta la ropa rara, estúpidamente floreada y que me aguanto la pena, hasta que ya no doy más, hasta que se te acabe el aire, porque no puedes cargarla ni un mísero segundo más, es tanta y de nada, está acumulada, guardada desde tiempos remotos, está caliente y estrepitosa, y le temo, porque se que en cualquier momento llega. Algún día tenía que pasar.