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Retrovisor al aire
Nos subimos al auto, ese que siempre nos dejar cerca y a tiempo justo; antes de subir y en el trayecto de mi casa al susodicho automóvil dirijo mi atención y mi mirar confuso, atrevido y esperanzado hacia tu casa, esa de murallas blancas y plantitas, para saber si por algún azar estúpido, inocente y rebuscado logro encontrar tu mirada esquiva y viajera, esa ocupada que de vez en cuando sale a la calle a comprar el pan. Más de alguna vez ha pasado y es por eso que aún sigo intentándolo, no es casualidad por sí sola (porque yo se que tu también lo harías) el que nuestros ojos se encuentren de vez en cuando. ¿Te acuerdas cuando chicos?
Las miradas eran mucho más que mariposas en la guata y todo era bonito en esos días. Yo chica, tú, no tanto, pasábamos horas en conversaciones tímidas, llamados telefónicos sorpresivos.

Las primeras menciones
Todo cambia, ya estamos grandes, te vi el otro día y apenas me detuve a saber cómo has estado. Ya no vienes a mi casa, ya no voy a la tuya, tenemos mundos dispersos, distantes, discordantes, seguimos siendo los mismos.

Bien y tú
Bien, gracias

Chau que te vaya bien *