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Papeleo viejo de la otra vez, del que te olvidaste pasar a buscar cierto día, eran sólo fotografías antiguas que habíamos tomado en algunos días mejores, cuando caminábamos por el mundo con sólo una cámara y un par de cigarrillos, de esos bien baratos. De vez en cuando me comprabas una flor, pero a mí no me gustaban las flores cortadas, así que cada vez llegabas con un macetero pequeñito, las dejábamos al partir, las dejábamos como regalo en cada sitio, y marchábamos trotamundos, inquietos, anhelantes de nuevos rumbos, me pregunto ahora que no estás a mí lado, ¿cuántas flores habremos dejado regaladas por el mundo? , el papeleo viejo de la otra vez lo dejaré en mi casa como recuerdo de todas esas locuras vivenciadas, porque a decir verdad lo único material que puedo tener de ti, no son las flores, ellas se encuentran ahora en cualquier parte menos conmigo, lo único que puedo tener de ti esta vez y las próximas, son el papeleo viejo, nuestro papeleo viejo.