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y lo miro igual y tras la cortina que da a la calle, cuando pasa, canto más fuerte y más bonito que nunca, y lo miro igual y aunque vaya en bicicleta lo miro igual y me pongo cerquita de la ventana, de la cortina y del vidrio y lo miro igual, porque aunque sea un cabro roto, no se qué tiene que me gusta, esa cortesía nerviosa que me ofrece a la hora del pan, ese perfume inigualable, naturaleza viva que me muestra, esa independencia que me tinca, que me saca pica, que se burla de mi presión, de mi encierro casi voluntario, carente de valentía, de la que a él, chiquillo roto, roto bonito le sobra, y lo miro igual. y al verlo en los días de lluvia, ayudando a mediomundo pa que no se mojen noto que es un buen muchacho, y lo miro igual, igual me gusta, pero me gusta más así no más, sin hablarle tanto, pero lo poco en idioma de canciones, en idioma de perfumes, en idioma de miradas, de bocas rústicas y de reojos nerviosos, de cabro bruto, bruto pero mío. y lo miro igual.