Complementos magníficos
Caminábamos por la Alameda, los primeros días de marzo, el tráfico estaba detenido y todo era distinto, los autos eran remplazados por caminantes y vendedores de banderas y afiches, la gente podía caminar sin miedo a los asaltos y atropellos, se daban el tiempo de observar las cosas hermosamente simples de una avenida peculiarmente desolada, de pronto, se asoma una bolsa, bailando con el viento, con el aire presente, como un perfecto complemento de belleza absoluta, una preciosa danza, como si el aire se reencarnara en un objeto, casi tan liviano como él, para poder al fin confirmar su omnipresencia.
Hipnosis Colectiva y más
Es sorprendente detenerse unos segundos en ese Santiago urbano y contemplar a esa gente transitar, agitada, únicamente por sus asuntos, completamente hipnotizada, ver almas disfrazadas de corbata y terno, de negocios y bolsa de comercio, de trabajo, smog y tacos. No se percatan del que pide ayuda, no se dan cuenta lo hermoso de lo simple, no detienen su caminar, para escuchar la maravillosa música de la calle, para sentir el olor de la lluvia, sonreír al que cuando caminas te mira, para hacer un poco más encantadora la rutina, siempre hay algo bueno que rescatar. ¿Santiago, qué nos pasa?
Caminábamos por la Alameda, los primeros días de marzo, el tráfico estaba detenido y todo era distinto, los autos eran remplazados por caminantes y vendedores de banderas y afiches, la gente podía caminar sin miedo a los asaltos y atropellos, se daban el tiempo de observar las cosas hermosamente simples de una avenida peculiarmente desolada, de pronto, se asoma una bolsa, bailando con el viento, con el aire presente, como un perfecto complemento de belleza absoluta, una preciosa danza, como si el aire se reencarnara en un objeto, casi tan liviano como él, para poder al fin confirmar su omnipresencia.
Hipnosis Colectiva y más
Es sorprendente detenerse unos segundos en ese Santiago urbano y contemplar a esa gente transitar, agitada, únicamente por sus asuntos, completamente hipnotizada, ver almas disfrazadas de corbata y terno, de negocios y bolsa de comercio, de trabajo, smog y tacos. No se percatan del que pide ayuda, no se dan cuenta lo hermoso de lo simple, no detienen su caminar, para escuchar la maravillosa música de la calle, para sentir el olor de la lluvia, sonreír al que cuando caminas te mira, para hacer un poco más encantadora la rutina, siempre hay algo bueno que rescatar. ¿Santiago, qué nos pasa?
1 comment:
muy lindo
muy lindo
enserio refleja
lo que algunas
veces pasa por mi cabeza
y me hace pensar.
que yo misma
muchas veces.
caigo en esa cansadora
rutina
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